lunes, 26 de junio de 2017
Ciudad de tinta: Reseña: Anatomía Interna de las Moscas
Ciudad de tinta: Reseña: Anatomía Interna de las Moscas: Título: Anatomía Interna de las Moscas Autor: Javier Sachez García Editoria l : La Esfera Cultural Fecha 1ª edición: Diciembre de 2...
Reseña del blog El gato Trotero sobre la novela "Manual de pérdidas"
🐱 LA OPINIÓN DEL
GATO 🐱
Hay novelas
que sabes que te van a hacer cosquillas
en el alma antes siquiera de haberlas leído, hay algo que nada más tocarlas
hace que se te erice el vello de la espalda y da igual si lo tienes o no, eriza
hasta la sombra de los mismos; eso me ha pasado con esta novela del extremeño
Javier Sachez, llegó en el peor momento que puede llegarnos una novela: cuando
estás saturada de lecturas y no logras que avance ni un ápice la lista de
pendientes. Ese momento el cual muchos reconocéis, en el que se
junta la
emoción ante un nuevo libro al que esperabas con ansia y no puedes quitar ojo
al montón que esperan ser leídos como niños en la fila del colegio, en orden
pero impacientes, ese preciso momento en que piensas que nunca llegará su turno
y resoplas antes de quedar varada junto a la estantería de libros sin fin. Pero
entonces hice como cuando en los cumpleaños nos ponían delante una caja de
galletas surtidas de dos pisos, y te decían que hasta que no se acabaran todas
la del primer piso, no se empezaba con el siguiente ¡Y tú sabías que ahí abajo
estaban las galletas de barquillo de chocolate por las cuales darías la vida! y
si no la vida, un empujón a la repipi de tu prima para llegar antes que ella.
Pues eso hice, como con las galletas, aprovechar que no miraba nadie y pasar
directamente a ese segundo y maravilloso piso donde estaban las galletas de
chocolate, dejando todo tal y como estaba antes de tu robo de guante blanco y
que luego otro cargara con las culpas...esta vez fue más sencillo, levanté el
montón por encima de esta novela y le otorgué en plan ministerial -vamos, a
dedo- el primer puesto de lectura.
Y sabía que
no me iba a arrepentir. En dos días ya había leído la novela y estaba
melancólica total y medio ausente frente al ordenador, esperando organizar mis
sentimientos para comenzar a escribir; y digo sentimientos que no ideas a
sabiendas de lo que estoy diciendo, pues las emociones y los recuerdos saltaban
como pulgas sobre perro flaco y me trastocan y revuelven como las patatas
fritas con huevo que hacía mi abuelo en la lumbre. Con ganas de llorar, aunque
no lo hice, y no por tener que guardar apariencias que me las traen al
pairo -que de naútica no tengo ni
repajolera idea- pero que al igual que
un barco a vela sentí que tenía que permanecer estática con respecto al fondo
para no perderme entre vaivenes de la memoria propia y la que acababa de
absorber del libro. Vamos, que quería mantener la cabeza fría y despejada para
no dejarme llevar por sentimentalismos y llegar al fondo de la cuestión: el
libro. Y con ganas de llorar pero sin hacerlo, cerré los ojos un momento antes
de escribir todo esto que ahora algunos estáis leyendo.
1)
EMOCIÓN: La sentí de principio a fin,
esa mezcla de pellizco umbilical y suspiro profundo que realizas cuando algo te
tiene totalmente ensimismada y que por más aire que te falte no puedes dejar de
sentir, y de perdidos al río.
2)
EMPATÍA: Y la falta de ella en algún
momento de la lectura con cada uno de sus protagonistas, a los cuales adoras y
gruñes a turnos. Ahora estoy con Abdón (protagonista) al cien por cien, ahora
no entiendo que pretendía este abuelo con esa manera de actuar ¡Vaya con la
abuela, que buena vida se pegó! o por lo contrario ¡pobre mujer! y así estuve
en una montaña rusa de emociones la mayor parte del tiempo con los personajes
según se iban dejando conocer y se mostraban tal cual eran o fueron.
3) RABIA: Si,
tremenda a veces, menos desatada en otras. Esto viene dado sin duda por la
narrativa elegante y sofisticada del autor que suaviza hechos y actos que
contados de otra manera te sacarían de tus casillas, bueno, a mi no cuesta
mucho sacarme de ellas, soy muy temperamental e intensa, como dirían otros, con
un mal carácter que no veas. Pero he sentido mucha rabia leyendo esta historia,
rabia por lo que pasó, rabia por lo que está pasando, rabia por lo que pudo ser
y no fue, sobre todo esto, lo que pudo ser y no fue. Agradecí muchas veces al
autor que sus palabras suavizaran la aspereza de algunos momentos pero acto
seguida me quejaba de que hay veces en que hay que tener un buen "par de
huevos" y decir las cosas a la cara en su momento, que relaja y
descontractura mucho.
4) AMOR:
Amor, si, sin límites, amor por los libros, amor por las palabras, amor por los
personajes y amor por el amor mismo que Virginia siente por su padre a pesar de
los pesares, al menos los que perduran en su mente que no siempre coinciden con
los que quedan en el aire, como una energía que deja huella en su
transformación de destrucción a creación y viceversa. El dolor dicen que no
tiene memoria si es físico, pero que se graba
a fuego en el corazón sin que la herida cicatrice nunca, aunque la
disfracemos de tatuaje.
5) DOLOR:
Cuando la rabia se ha consumido en su
propio fuego y solo quedan cenizas, cuando los hechos se presentan en su
totalidad, con las cartas boca arriba en una partida que está a punto de
terminar sin que haya ganador, cuando el amor es tan fuerte que solo se puede
demostrar causando pesar aunque sea a uno mismo, autoflagelación por amor del
bueno, del más puro, del que no sabe de egoísmos ni avaricias. Cuando una se da
cuenta que hay mil dolores pequeños pero solo uno grande, enorme, descomunal,
elefantiásico, el que causa el amor verdadero.
Nada más y
nada menos que todo eso me ha hecho sentir este "Manual de pérdidas",
un viaje que se nos presenta como iniciático, el de un hombre anciano que está
a punto de olvidarse hasta de si mismo y en un intento de dejar en la memoria
de los demás un recuerdo de su paso por sus vidas, recorre el camino inverso
que lo lleva hasta sus orígenes, al momento en el que empezó todo y sin el cual
no existiría tal vez ese punto de inflexión que marcó un antes y un después en
la vida de Abdón y los que lo conocieron; pero es también un viaje omega, el
protagonista, desesperado por perderse a sí mismo, sube a la barca con la que
cruzará la laguna Estigia con un Caronte llamado Virginia, que hará el viaje
con él para descubrir en el final, lo que fue su principio, el origen de todo y
todos.
Y un viaje
físico maravilloso, con el cual pasearemos por las calles de Extremadura,
Salamanca, Madrid y el fantasmal callejero de una espectral Avellaneda.
Una historia
intensa contada con naturalidad y sin acritud, sin reproches, sin amargura y
con mucho amor. Mucho amor.
Solo puedo
añadir, que si alguna vez alguien se presenta en mi puerta con un libro en las
manos que hace tiempo le regalé, solo podré decirle, Gracias.
Yolanda T.
Villar.
Reseña
Reseña sobre "Manual de pérdidas", desde el Blog La reina lectora
¿Cómo es la lectura de Manual de Pérdidas? Una lectura obligatoria. De hecho, mientras lo leía, pensé que podía ser perfectamente un libro recomendado para jóvenes estudiantes dentro de la asignatura de Lengua y Literatura. Por un lado, la calidad narrativa es muy alta, por otro, sensibiliza acerca de una enfermedad que está a la orden del día en el siglo XXI, y por último, remueve muchas emociones en el lector, instándole, entre líneas, a disfrutar del tiempo presente, a ser generoso y a decir las cosas a tiempo, entre otros.
Javier Sánchez tiene un estilo narrativo muy curtido, haciendo un buen uso de las metáforas, las descripciones y el tono emocional de la novela. Especial mención ha de hacerse al exquisito vocabulario que maneja el autor, con una elegante terminología que nos recuerda a los escritores de antes, más preocupados por el cómo se dicen las cosas, y no tanto por el qué se dice de las cosas.
Con esto anterior no quiero asustaros, pues Javier también dice muchas cosas. Entre ellas, Javier nos habla del ladrón Alzheimer, de los libros antiguos, de un camino de vuelta y de la imparable vejez. Como psicóloga, he quedado sorprendida al ver tan bien expuesta las fases de esta enfermedad neurodegenerativa dentro de una obra de ficción. De una manera sencilla, e hilando a la perfección la trama, el autor va relatando los cambios y el desgaste que produce esta lacra tanto en el enfermo como en el cuidador. El enfermo de Alzheimer es nuestro protagonista principal, un coleccionista de libros antiguos. En un precioso gesto de despedida, decide devolver aquellos libros que le fueron regalados a las personas que lo hicieron, y así desprenderse de ellos a la vez que los recuerdos se desprenden de él. Con este escenario, podéis imaginar cómo se nos encoje el corazón, asustado y emocionado a la vez.
El libro también nos habla de la vejez, con respeto y cariño. Nos habla de las cosas que no hicimos, de las palabras que nos callamos y de las personas que un día conocimos.En una colosal metáfora, el autor nos departe al mismo tiempo sobre un pueblo que tuvo que ser deshabitado por una invasión de hormigas y de un cuerpo que también, de alguna manera, está siendo despoblado por la enfermedad. Javier, en todo momento, hacecomparaciones poéticas que el lector, de ser aprovechadas, va a disfrutar mucho. Con este pueblo desolado, la antigua Avellaneda, atisbámos el primer guiño. También el ambiente árido de nuestra Extremadura, entre los dedos del escritor, es el segundo toque de trompeta para un lector que tendrá que mascar el barro, las ruinas, la tierra, y las arrugas en forma de metáforas.
Y hablemos de los libros, y el amor que esta novela les declara. Ellos son los héroes de la novela, pues ayudan a que el viejo protagonista emprenda un viaje de retorno a través de historias y personas. También la hija y cuidadora principal del personaje, es un ejemplo de amor, resistencia y paciencia hacia un ser que se va apagando. Y por supuesto, la memoria, aunque en esta novela no salga ganando, reclama su importancia a partes iguales. Pues la memoria nos golpea con fuerza, dejando entrever en las páginas atrocidades, desamores, dudas y nostalgia que se clavan en el lector como un puñal, dejando un sabor amargo al finalizar la lectura.
Y es que al final todo es amargo, pero también bonito. Es como si al mirar un desierto sin vida atisbásemos cierta paz entre la tierra apelmazada. Con ello cierras Manual de Pérdidas, un libro, que si te atreves a leerlo, dará aún más valor al resto de tu estantería, al resto de tus tesoros. Al fin y al cabo, un día todos nos convertiremos en polvo, y quizá sea el mismo polvo que ahora recubre nuestros libros.
¿Volvería a leer algo de Javier Sánchez? Sí. Aprovecho esta última parte de la reseña para contaros que es el segundo escritor extremeño que tengo el placer de leer. Yo soy de Extremadura y es un placer contribuir a la literatura dentro de este territorio. Así pues, seguiré la pista del autor.
Reseña sobre "Manual de pérdidas" desde el blog "Serendipias y sandeces"
OPINION
Lo primero que tengo que contaros es que, a pesar de la buenísima voluntad del autor enviándome un ejemplar, al ver que su novela ya tenía anunciado su premio en la portada no me convencía del todo. Cuando tengo un libro con premios lo prejuzgo, le quito un punto menos porque no me suelo fiar de los galardones. Pero (si, siempre hay excepciones) este ha sido todo un descubrimiento.
La novela está dividida en tres partes. En la primera conocemos a su principal protagonista Abdón, en la segunda su viaje y en la tercera el final de sus días.
Abdón es un profesor de Historia jubilado que comienza a tener 'olvidos', que va camino de alzhéimer. Cuando empieza a darse cuenta me sorprende la forma tan sensata que tiene de tomarse algo así, y desde ese momento es imposible no cogerle cariño a este anciano durante toda la novela.
Debido a sus pequeños olvidos decide hacer un viaje con su hija Virginia en el que se encargará de devolver todos los libros que una vez le regalaron las personas que fueron una parte importante en su vida. Decide hacer ese viaje con su hija para estrechar lazos perdidos con ella, y Virginia está dispuesta a sincerarse con su padre y decirle todo lo que se ha guardado durante tantos años. El viaje en sí te atrapa completamente, es un gustazo leerlo. Poco a poco sus síntomas van siendo más evidentes; repite frases, cada vez le cuesta más recordar o se traba al hablar.
Al finalizar su viaje, cuando ya tienes el corazón encogido por la historia, su final te rematará de forma impecable, con una realidad aplastante.
Me encantaría contaros más, pero sería un spoiler gigante ya que cada línea de la novela merece ser leída. Javier Sachez tiene una pluma impecable, elegante y emotiva sin necesidad de exagerar. Para muestra un botón, o mejor dicho, unas cuantas frases que he rescatado de la novela. Solo un par, y me ha costado escoger entre tantas que me han fascinado.
Para finalizar la reseña tengo que decir lo que menos me ha gustado, lo que le ha impedido que le diera un diez a la novela. Dos cosas. Lo primero es que me he quedado con la intriga de la relación (o no relación) entre Tomás -hermano de Abdón- y Benito -hijo de Abdón-. Lo segundo y lo que me ha resultado extremadamente pesado ha sido las 24 páginas de prólogo, las cuales me he saltado en cuanto el prologuista ha invitado a hacerlo. Lo siento sin sentirlo, pero no puedo con prólogos infinitos y menos cuando solo se dedican a realzar al autor.
Debo decir, a pesar de esto último, que la novela ha rebosado mis expectativas y que el premio que ha conseguido y alabanzas están merecidísimas. Es una novela imprescindible.
La novela está dividida en tres partes. En la primera conocemos a su principal protagonista Abdón, en la segunda su viaje y en la tercera el final de sus días.
Abdón es un profesor de Historia jubilado que comienza a tener 'olvidos', que va camino de alzhéimer. Cuando empieza a darse cuenta me sorprende la forma tan sensata que tiene de tomarse algo así, y desde ese momento es imposible no cogerle cariño a este anciano durante toda la novela.
Debido a sus pequeños olvidos decide hacer un viaje con su hija Virginia en el que se encargará de devolver todos los libros que una vez le regalaron las personas que fueron una parte importante en su vida. Decide hacer ese viaje con su hija para estrechar lazos perdidos con ella, y Virginia está dispuesta a sincerarse con su padre y decirle todo lo que se ha guardado durante tantos años. El viaje en sí te atrapa completamente, es un gustazo leerlo. Poco a poco sus síntomas van siendo más evidentes; repite frases, cada vez le cuesta más recordar o se traba al hablar.
Al finalizar su viaje, cuando ya tienes el corazón encogido por la historia, su final te rematará de forma impecable, con una realidad aplastante.
Me encantaría contaros más, pero sería un spoiler gigante ya que cada línea de la novela merece ser leída. Javier Sachez tiene una pluma impecable, elegante y emotiva sin necesidad de exagerar. Para muestra un botón, o mejor dicho, unas cuantas frases que he rescatado de la novela. Solo un par, y me ha costado escoger entre tantas que me han fascinado.
''Lo terrible no es olvidar el nombre de las personas. Lo terrible es olvidar su significado.''
''—¿Y qué libros te emocionan, padre?
Abdón cierra los ojos un momento y cuchichea algunas palabras, como ensayando la respuesta.
—Muy sencillo. A veces estoy leyendo un libro y, de repente, me entran muchas ganas de escribir. Esos son los libros que me emocionan. (...)''
Para finalizar la reseña tengo que decir lo que menos me ha gustado, lo que le ha impedido que le diera un diez a la novela. Dos cosas. Lo primero es que me he quedado con la intriga de la relación (o no relación) entre Tomás -hermano de Abdón- y Benito -hijo de Abdón-. Lo segundo y lo que me ha resultado extremadamente pesado ha sido las 24 páginas de prólogo, las cuales me he saltado en cuanto el prologuista ha invitado a hacerlo. Lo siento sin sentirlo, pero no puedo con prólogos infinitos y menos cuando solo se dedican a realzar al autor.
Debo decir, a pesar de esto último, que la novela ha rebosado mis expectativas y que el premio que ha conseguido y alabanzas están merecidísimas. Es una novela imprescindible.
martes, 13 de junio de 2017
Manual de pérdidas.
Sinopsis
Un
profesor de Historia, ante la llegada del alzheimer, teme perder sus
dos herramientas principales: la memoria y el lenguaje. Por ello,
viaja por algunas ciudades junto a su hija con la intención de
devolver los libros que una vez le regalaron las personas importantes
de su vida. Será un viaje físico, emocional y bibliográfico aunque
finalmente no podrá evitar que se despierten los demonios del
recuerdo.
Manual
de pérdidas
I
Premio de novela Pancho Guerra 2017
Autor:
Javier Sachez
Género:
Narrativa
Páginas:
243 pg.
- ISBN: 9788494676178
Editorial:
Mercurio editorial:
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